domingo, 13 de septiembre de 2009

Me gusta cuando tus dedos se detienen en mi sexo,
cuando lo recorres con tus yemas, despacio,
tan despacio que por momentos ella parece no moverse.
Me gusta cuando nada te apresura,
cuando nada altera el ritmo que elegís.
Me gusta tu piel pegada a la mía, tu proximidad,
el peso de tu cuerpo sobre el mío.
Me gusta como detenes el tiempo, como inmovilizas el aire,
tanto a veces, que no alcanza para que respire,
porque el juego de tus dedos
altera mi respiración,
en tanto que tus besos me sostienen.
Me gusta cuando tus dedos dibujan caminos nuevos
aún sabiendo que todos acaban en el mismo lugar.
Me gusta cuando al oído me decís que soy tu juguete preferido
y volves a elegir jugar conmigo.
Me gusta cuando tus dedos entran inquietos como explorador en tierras nuevas
y tú pulgar juega con mi clítoris,
como lo haces dar círculos haciendo que lo que lo desee más y más…
Me gusta el olor de tu piel en especial cuando impregna la mía,
tu lengua que adelanta la conquista, tus reclamos,
tus caprichos y tus deseos.
Me gusta el juego de tus dedos tanto como me gusta tu boca
que susurra y me besa.
Me gusta cuando me transformas en el centro del universo
y todo gira a mí alrededor,
pero me gusta saber que es tu voluntad quien lo maneja a su antojo.
Me gustan cuando arrancas sonidos de mis labios,
porque me transformaste en el instrumento
de tus pasiones.
Me gusta cuando me dibujas,
porque nunca dibujas nada que no sea yo.
Me gusta cuando sencillamente me rindo a tus manos,
a tu boca, a tu piel,
a tu ser.
Me gusta ser para no dejar de ser,
el aliento, el aire y el gemido
que te acompaña y te da placer.

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