miércoles, 18 de febrero de 2009

Soñé que soñé con vos

Soñé que me dormía acunada por tus besos, por tus caricias que recorrían mi cuerpo, envuelta en tu calor.

Soñé como sin esfuerzo me acomodabas a tu gusto, mi cara sobre la almohada, el peso de tu cuerpo sobre el mío, tus dedos jugando sobre mi piel, tu boca susurrándome al oído.

Soñé que sentía como con tus piernas aprisionaban las mías, como flexionabas las mías siguiendo la forma que dibujaban las tuyas.
Tu mano se estacionaba en mis muslos aproximándolos a mi vientre.

Soñé que acurrucaba mis brazos contra mi pecho. Soñé que te dejaba hacer, jugabas con mi cuerpo como si tuvieses una muñequita entre tus manos.

Soñé que estaba como si fuese un bebé y vos te acomodaste sobre tu propio costado del cuerpo, tus labios, tu piel toda ocupaban cada centímetro de mi ser.

Soñé con tus manos tibias me invadían con suavidad, sin prisa, sin vacilaciones. Seguras, complacientes, derramando placer en cada uno de sus movimientos.

Soñé que me hacías tuya así, que rompías con todos los tabúes que invadían el aire de las buenas costumbres.

Soñé que me agitaba con vos penetrándome, que el fuego me quemaba, sentía el fluir de mi sangre, mi corazón latía en ritmo frenético invadiendo mi cabeza.
Su sonido me exaltaba, tu respiración jadeante me excitaba.

Soñé que gemía de placer.

Soñé que gemías de placer.

Soñé que soñé con vos

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